02 febrero, 2007

Cata de Marques de Riscal en el VI Encuentro Verema (y II)

Después del glorioso comienzo de cata con el Marqués de Riscal de 1945, continuamos adelante con el resto de vinos:

Marqués de Riscal Gran Reserva, Rioja, 1964

Vino con un 75% de uva tempranillo y un 25% de Cabernet Sauvignon. Recorchado en 1996.
El color del vino viene de una paleta un poco más volcada hacia los marrones que en el caso del Marqués de Riscal 1945. De capa similar a la de aquel; uno no diría que entre ambos vinos hay 20 años de diferencia de edad.
En nariz es de una intensidad sorprendentemente alta, con notas de monte bajo, bosque húmedo, té y pólvora. Evoluciona hacia unos interesantes aromas de turba.
La entrada en boca es fresca. El vino tiene gran acidez y unos taninos pulidos pero poderosos. Final larguísimo. Excepcional, aunque para mí algo por debajo de la añada 1945.


Barón de Chirel, Rioja, 1994
Color picota con ribete teja y destellos yodados, de capa media-alta.
Aroma intenso de fruta confitada con un fondo floral.
En boca tiene una entrada potente, paso con mucho cuerpo, grandísima acidez, taninos muy sólidos, dulces pero presentes, y el alcohol en su perfecta medida. Equilibradísimo.
Excelente final de fruta en licor. Largo.
Nos describen la añada como de gran estructura y color, que dio vinos con unos taninos que se dudaba si se llegarían a pulir. Para mí, este 1994 es superior al 1995 que probamos a continuación.


Barón de Chirel, Rioja, 1995
Rojo picota con ribete atejado y destellos yodo.
Nariz de gran finura de fruta muy madura (ciruela, cereza). Más accesible que el 1994.
Entrada en boca potente, y paso de perfil más dulce que el 94. Algo menor intensidad gustativa y taninos menos presentes. Final largo, aunque no tanto como en la añada anterior.
Muy buen vino, aunque se queda pequeño ante el 1994.


Marqués de Riscal Frank Gehry, Rioja, 2001
100% tempranillo.
Color picota muy maduro con ribete granatoso.
Fase olfativa con fruta roja muy madura, cuero y especias, evolucionando posteriormente a notas de cacao.
Entrada potente en boca. Acidez inmensa, taninos orgullosos y potentes pero que tienen pinta de integrar maravillosamente. Monte bajo y hojarasca.
Final largo, con alguna punta ligeramente alcohólica. Retronasal de fruta roja y cacao.

Un vino exclusivo del que sólo hay 5.000 botelllas, en una añada en la que la maduración del tempranillo fue excepcional: como botón de muestra, el coupage del Barón de Chirel que habitualmente es de 60% tempranillo y 40% cabernet sauvignon, en 2001 fue 85% tempranillo y 15% cabernet sauvignon.

En resumidas cuentas, una cata maravillosa, tanto por los vinos como por la deliciosa dirección de Isabel Mijares y Pedro Aznar. La recordaremos por mucho, mucho tiempo.

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