10 octubre, 2006

Inauguración de la Ciudad del Vino de Marqués de Riscal

Frank Gehry, el grandísimo arquitecto canadiense, está desde ayer en Elciego (Álava), para asistir a la inauguración de la Ciudad del Vino de Marqués de Riscal. El estreno oficial se producirá hoy, con asistencia del Rey Don Juan Carlos y alrededor de 1.100 invitados. Lo recogen medios como ADN La Rioja, ADN Bilbao, el diario La Rioja o el Diario Vasco.

La Ciudad del Vino es un proyecto que forma parte del Plan Estratégico de Marqués de Riscal, y que tiene como finalidad la promoción de la marca, fundamentalmente en el extranjero, para aumentar las exportaciones hasta el 80% de la producción, desde el 50% actual.

La obra de Gehry, autor también de otros edificios emblemáticos como el Museo Guggenheim de Bilbao, nació como idea hace ocho años cuando el actual Presidente del Consejo de Administración de Marqués de Riscal, Alejandro Aznar, le propuso hacerse cargo del proyecto mientras degustaban una botella de 1929, el año de nacimiento del arquitecto.

El emblemático edifico albergará varias instalaciones orientadas al turismo de alto nivel. Destaca el lujoso hotel abierto desde el pasado 1 de Septiembre, gestionado por Starwood bajo su enseña The Luxury Collection, con 29 habitaciones y precios a partir de los 400 euros. El restaurante, que cuenta con 45 mesas, será dirigido por Francis Paniego, el genial restaurador del restaurante Echaurren de Ezcaray, que se apoyará en el joven cocinero José Ramón Piñeiro para elaborar una cocina regional tanto moderna como tradicional. No faltará tampoco la vinoterapia, en un espectacular spa de precioso diseño al cargo del cual estará Matilde Thomas, directora de Caudalie Vinothérapie; en él se proporcionarán exclusivos tratamientos de belleza y anti-estrés basados en las propiedades naturales de los polifenoles tanto de la uva como del vino. Los 100.000 metros cuadrados de la ciudad del vino se completan con salones de banquetes, salas de conferencias y una boutique entre otros servicios.
Tuve la ocasión de visitar Elciego el pasado mes de Marzo, y por supuesto me acerqué a ver cómo era esta obra de la que tanto me habían hablado. Las obras estaban a punto de concluir. Se apreciaban perfectamente, majestuosas, las planchas de titanio que cubren y dan personalidad al edificio. Unas planchas de una tonalidad difícil de describir, casi mágica, de color rosáceo (vino tinto), dorado (la malla característica que envuelve las botellas de la marca) y plateado (recordando la cápsula de la botella).

Es una obra que necesita “espacio” para ser admirada, y uno sólo lamenta que no se haya podido dar al nuevo edificio “más perspectiva”. Una obra portentosa para una bodega que lo ha sido y lo es todo en la Denominación de Origen Calificada Rioja. Un espectáculo visual que merece la pena experimentar en vivo. Una peregrinación ahora más obligada si cabe para todos los admiradores del vino y de la belleza.

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