11 agosto, 2007

Vinos al Sol


No creo haber mencionado nunca en este blog una de mis "manías" entorno al vino, que reconozco que llevo a veces hasta el punto de la paranoia: el terror ante el transporte de vinos con altas temperaturas ambientales.

Hacer un encargo de unos cuantos vinos, que estos sean transportados durantes 2-3 días en una furgoneta de la correspondiente empresa de reparto, y que los vinos queden al sol a 40º dentro de la furgoneta mientras el chófer se mete entre pecho y espalda un menú del día, es una idea que me aterra (la de las condiciones del vino, no la del menú...).

Por ello, salvo en rarísimas ocasiones, nunca hago pedidos de vino en los meses de junio, julio, agosto y septiembre.

Mis paranoias han quedado confirmadas en mis recientes vacaciones en Suiza.

Esta foto está tomada en Ginebra, el 16 de Julio a las 15:40 horas. 35 grados a la sombra (sí, en Suiza también hace calor):


Preciosa camioneta de reparto, con su mercancía expuesta al sol ¿eh? Ahí permaneció, sin que el chófer diera señales de vida, los diez minutos que la tuve a la vista.

Ahora hagamos zoom...


Una cajita de Pichon Longueville Comtesse de Lalande, Pauillac, 2003. A su izquierda se atisba una caja de Chianti Classico Reserva de Marchese Antinori.

¿Cuanto calor habrán pasado estos vinos antes de llegar a su destino?

Mis condolencias al destinatario de las botellas.

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5 Comments:

Blogger Eduard said...

Je,je. Vaya pillada.

Pobrecitos Pichon Longueville...

Pues si eso pasa en Suiza, imaginate con los 40 a la sombra de por aqui y esas camionetas con la caja cerrada. Una sauna.

Muy buen post.

Saludos,

11 agosto, 2007  
Blogger Herr Direktor said...

Esto es de las cosas que son inconcebibles: el viticultor se mata intentado elaborar buen vino, el distribuidor o tienda se presupone con unas buenas condiciones de temperatura y el pobre y desgraciado consumidor final con todo su cariño guarda el vino en su nevera a temperatura constante, etc, ¿y todo esto para qué? pues para nada porque hay una pieza en la cadena que alguien ha decidido contratar a un bajo precio o sin puñetero interés por el modo en que realmente se realizará el servicio...patético!

Hace unos años ví una iniciativa de una pequeña y ahora ya conocida bodega de Ses Illes (Anima Negra) que empaquetaban su vinos en unas cajas de cartón pero con revestimento interior de una especie de fino polieruteno que favorecía muy mucho la inexistencia de saltos térmicos: creo que es una iniciativa digna de admirar de una pequeña bodega que ya entiende que por mucho que cuide sus vinos, desgraciadamente algunas empresas de transporte pasan del cuidado de la mercancía.

11 agosto, 2007  
Blogger Sobre Vino said...

Quizás la logística es la parte menos "visible" en toda la cadena de valor del mercado del vino, lo cual hace que en algunos casos pueda estar descuidandose. El mimo del productor se ve o se intuye, el cuidado del vendedor también (al menos en las tiendas "físicas"). De nuestra conservación en casa bien nos ocupamos nosotros. ¿Y el resto?

Como decís, imaginad que te compras una o dos botellitas de estas que guardas con sumo cariño durante 20 años. Imposible imaginar el maltrato que pudieron recibir cuando eran infantes.

12 agosto, 2007  
Blogger manuel said...

¿Pichon Lalande 2003 y Chianti Tenuta Antinori? Para mí la pérdida sería nada más monetaria...

El caso es que hay todo tipo de posibles momentos de descuido en el progreso del vino desde la bodega a la mesa del cliente final. Si no es el conductor de la furgoneta que la deja a la intemperie el tiempo que sea (o vamos, que monta el vino en una furgoneta descubierta, u otra sin climatización, en pleno verano para comenzar), es la tienda a la que se le rompe el aire acondicionado o, peor, com hacen algunas de Manhattan, al menor indicio de temperaturas por debajo de los 85 grados Fahrenheit, abren la puerta de alante y apagan el aire...

De ahí que uno deba educarse bien sobre a qué saben los vinos caldeados y, sobre todo, sea implacable a la hora de reclamar aquello por lo que pagó, al comerciante que sea. Si un vino me sale cocinado, yo lo devuelvo a la tienda inmediatamente. Y allá cualquier deidad a quien se encomienden, que reparta suerte...

M.

15 agosto, 2007  
Blogger Sobre Vino said...

Hola Manuel,

Al margen de gustos, con el Pichon Lalande 2003 hay otros chistes posibles, como que al fin y al cabo es la segunda insolación que sufre: una en 2003 y otra en 2007 :-).

Creo haberte leído un descriptor de "caldo de pollo" como signo de vino cocinado. ¿Qué otros aromas asocias a un vino "caldeado"?

Seguro que lo dificil debe ser ir a reclamar a la tienda en el año 2.023, cuando te decides a abrir esa botellita a la que has esperado tanto tiempo...

Un saludo

15 agosto, 2007  

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