24 abril, 2007

La Cuadratura del Círculo

Alder Yarrow, el autor del excelente blog Vinography, pone a nuestra disposición la Vinography Aroma Card, una carta de ayuda para la identificación de aromas del vino, que sirve como apoyo a la hora de poner en palabras ese aroma que "tienes en la punta de la lengua" y que no terminas de concretar.

Evitando, tal y como cuenta con humor, el formato circular de la clásica rueda de aromas (aroma wheel), Alder nos propone un formato que recortado y "plegado por las líneas de puntos" es fácil y cómodamente transportable en la cartera.

Si crees que te puede ser de utilidad, aquí tienes esta carta de los aromas del vino en su versión en color, aunque en inglés, claro.

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8 Comments:

Blogger Blog De Vinis said...

Es un excelente instrumento sobre todo para viajar por ahí, por los países de habla inglesa productores y consumidores de vino.
Y las instrucciones de "recorta y pliega", una delicia. Felicité a Alder por esta buenísima idea.
Joan

25 abril, 2007  
Anonymous Anónimo said...

Y, ¿no creeis que tanto descriptor confunde en vez de aclarar?

Pensad en un vino que os gustara hace, por ejemplo, un mes. ¿Os acordáis si olía a fruta roja o negra?. ¿Qué más da?. ¿No es más importante en un vino el equilibrio entre fruta y madera, si es rústico o elegante, serio o desenfadado...

¿qué opináis?

25 abril, 2007  
Blogger Sobre Vino said...

Pisto,

Este que sacas es un tema interesante.

Una carta de aromas como ésta me parece no tanto una guía para la exacta descripción de un vino, como una ayuda para "entrenar" la nariz. Me explico. Cualquier situación en la que podamos forzarnos a concentrarnos en intentar identificar aromas y lo que estos nos sugieren, creo que permite ir haciendonos más sensibles a las percepciones olfativas; si de alguna forma, con alguna "guía" podemos ayudarnos a identificar y asociar ese olor que estamos percibiendo, es una forma de "culturizar" nuestra nariz.

A partir de ahí, los descriptores olfativos nos son más que asociaciones que hacemos de unos olores determinados del vino. Y son por tanto completamente subjetivos. Donde yo encuentro frambuesas quizás tú no las "identifiques", y sin embargo te parece que hay unas grosellas clarísimas que yo no termino de encontrar.

Aún y así, a mí si me dice algo sobre un vino, por ejemplo, la gama frutal que se encuentra en nariz: me hago una idea si los descriptores van por el lado de las frutas tropicales (piña, mango, papaya) u otra fruta como melocotón o manzana. También si la fruta en un tinto es más bien roja o negra. Ese tipo de perfiles "de pincelada gorda" sí suelo recordarlo en ciertos vinos con el paso del tiempo. En absoluto retengo si un vino tenía fresas, moras o grosellas.

En esa línea de las pinceladas "gruesas" me parece muy importante la información descriptiva que mencionas: mediterráneo/atlántico, peso fruta/madera, elegancia o rusticidad, sencillez o complejidad, ... Lo mismo que la información descriptiva sobre el momento de la vida de un vino: estado de los taninos, evolución con el tiempo de aireación, integración, ...

Y aunque la descripción de un vino por una persona es enteramente subjetiva, en mi opinión teóricamente hay más probabilidad de dispersión en la descripción de los matices (por ejemplo aromáticos) que en la de los grandes rasgos (fruta/madera, peso del alcohol, acidez, ...). ¡Ojo! que aquí pueden también entrar en juego los gustos personales, y lo que a mí me parece un vino en el que despunta el alcohol a otra persona le puede parecer un vino de un equilibrio exquisito. Pero teóricamente en esto que yo llamo "trazo grueso" debería haber menos variabilidad entre distintos catadores. ¿o no?¿Qué opináis?

25 abril, 2007  
Blogger Blog De Vinis said...

Yo creo que una cosa es lo que apunta con razón Pisto (las sensaciones que te produce un vino,s ensaciones son y en eso quedan y son difícilmente aprehensibles) y otra es que nos dediquemos a describir y comentar vinos. A mí me ha parecido siempre risible (por ser amable) una descripción que detecta 28 aromas en un vino y tiendo a destacar tan sólo aquello que más destaca de él cuando lo pruebo. Por lo tanto, estoy bastante cerca de lo que Sobrevino llama "trazo grueso". Pero aún con el trazo grueso, los años de experiencia que todos llevamos me han llevado a la conclusión de que no hay dos paladares iguales y dos memorias olfativas iguales y eso, claro está, produce descripciones distintas de un mismo vino. Por no hablar de los estilos de cada cual.
Yo me precio de tener buena memoria, olfativa también, y un vino siempre me recuerda cosas que he olido antes. Por ello suelo apuntar trazos del tipo que propone Pisto (empaque, sólido, bien estructurado: descriptores cualitativos, vaya), pocos, y apuntes de colores y sabores, tendiendo cada vez en intentar concentrarme en lo más destacado de cada vino.
Pero reconozco que no me es fácil: tengo tendencia a enrollarme, por así decir, y cuando bebo, tomo muchas notas (mentales y escritas). A veces no me contengo, sobre todo si el vino me ha gustado mucho, y escribo más de lo necesario sobre él. Pero, vaya, tendería a ser más escueto y a dar los trazos más destacados.
LO de Alder, por lo demás, no deja de ser una bonita adaptación de la famosa rueda de sabores y aromas de la Universidad de Davis en California, uno de los mejores centros de formación vitivinícola del mundo.
Saludos
Joan

26 abril, 2007  
Blogger La Guarda de Navarra said...

Estoy de acuerdo con el trazo grueso de Sobrevino. Al paso de los días solo te acuerdas de lo basico y lo mas característico. Del resto nada. Una vez escribí, en tono jocoso, los diferentes sabores y olores que describiría alguien que no tiene la memoria olfativa "occidentalizada".Alguien ha leido que el vino le recuerda a physalis o tamarillo. O su sabor al botón de un ascensor. Yo no pero se puede dar el caso. Pasa lo mismo con los colores ya que culturalmente el morado, el lila o el violeta unas veces son iguales y otras veces cosas distintas, segun el pueblo, el país o la comarca.
Al final lo que debe prevalecer en una descripción es la complejidad, el equilibrio y la estructura, por ejemplo. El resto tiene un componente personal muy importante y como tal difícil de medir.
Pero de alguna forma debemos describir un vino y adornar esa descripción.
Este tema da para un congreso, seguro.
Un saludo.

26 abril, 2007  
Blogger Eduard said...

Pues si, cada vez me cansan más las largas listas de descriptores a las que alguna vez fui aficionado. Trazo grueso y conceptos básicos: de acuerdo. Aunque de vez en cuando me gusta explorar mis recuerdos para hacer asociaciones de olores que me parecen divertidas, claro intimistas y hahsta a veces provocadoras. Habéis leído alguna de vez lo de "enaguas de novicia" para evocar el almidón?

Je,je. Yo no las he olido nunca pero habrá quien sí.

Saludos,

26 abril, 2007  
Blogger Sobre Vino said...

Ese descriptor de "enaguas de novicia" creo habérselo oído contar a Mercedes López de Heredia enmarcado en una anécdota con un grupo de americanos que visitaban la bodega. Pura poesía :-)

Yo tampoco he olido ninguna enagua de novicia :-)

26 abril, 2007  
Blogger Blog De Vinis said...

Yo he olido la colada de un convento, no las enaguas de novicia en concreto, (porque en mi familia hay y había monjas) y algo de eso hay, claro, por lo que le echaban a la dicha colada!!!
Pero prometo que enaguas de novicia no he olido: no quiero problemas con Rouco!!!
Joan

27 abril, 2007  

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